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El factor humano: promotor y coordinador del Olivar Viu

Todo proyecto tiene una persona o un grupo de personas al frente. En el caso de Olivar Viu Pratdip, su origen es un proyecto puramente personal y es relevante conocer esta vertiente humana.

De la Filosofía a la Sintropía

Gustavo Galván, promotor y coordinador del proyecto. De formación, filósofo, doctorado sobre el pensamiento del filósofo francés Gilles Deleuze: Ontología, Pensamiento y Lenguaje, Un Logos problemático. No es anecdótico. hay una conexión que va de la Filosofía a la Agricultura Sintrópica. No se trata tan sólo de nuevas prácticas agrícolas, sino, más profundamente, de cosmovisiones acerca de lo que significa la vida, que aportan preguntas, un nuevo marco y una nueva mirada sobre la relación entre el ser humano y el mundo, una visión y valores novedosos. 

Un jardín en el bosque: naturaleza y espacio habitado

El camino que va de la Filosofía a la Sintropía comienza con la Jardinería. Hace 20 años, construimos nuestra casa familiar, en un entorno de bosque. La Jardinería -el cuidado del espacio exterior- se convirtió en una necesidad y un placer. Trabajar al aire libre, observar e interactuar con la naturaleza, buscando generar cierto orden en el caos. ¿Qué es el caos? Para el ser humano, no es otra cosa que la abundancia con la que la vida se manifiesta en todas sus expresiones. La vida es expansiva, invasiva. Cualquier jardín, incluso el más modesto, requiere de mucho trabajo para que la naturaleza no se apropie de lo que es suyo, es decir, de la totalidad del espacio. Es un tira y afloja, una especie de lucha entre el ser humano y la vida salvaje, para ver quién se impone.

En lugar de luchar, se decidió jugar. Jugar con lo que la vida regala tan abundantemente y combinarlo con aportaciones propias. La jardinería  es ese arte de los espacios naturales habitados en que se entrecruza la fuerza de la naturaleza con la creatividad humana. No se trata de imponer un orden prestablecido, sino de abrir huecos en los que se combine lo cultivado y construido voluntariamente, con la expresión espontánea de la naturaleza. Hacer habitable el espacio natural, trazar caminos y márgenes, crear estructuras con madera, piedra, plantas, adventicias, árboles. Un hermoso trabajo que nunca se acaba.

Iniciación a la Permacultura: el Huerto

Los inicios del huerto

La jardinería, practicada de esta manera, conlleva una perspectiva afín a la permacultura y, con ella, un cierta metafísica, una ética y una estética de la dialéctica entre el ser humano y la naturaleza. De la jardinería a la producción de alimentos hay sólo un paso.  Unos videos, unos libros y la fascinación con las posibilidades de orientar la jardinería a la producción de alimentos. Inicios humildes: habilitar un pequeño espacio sin uso. Roturar a mano un trocito de terreno y comenzar a cultivar las primeras hortalizas.  Lo básico: un espacio vallado y una zona de compostaje. Bancal profundo, estiércol, compost, acolchado. Objetivo: recuperar un suelo degradado y hacerlo fértil.

Y la tierra, que es generosa, comenzó pronto a dar sus primeros frutos. Y, con ellos llegó la iluminación, el descubrimiento del sentido profundo del proverbio chino "si quieres ser feliz toda una vida, ten un huerto". Nada como la agricultura tiene el poder y la fuerza de dar raigambre y sentido a la vida: te conecta directamente con la tierra. Y como suele ocurrir con todo lo que realmente apasiona, el proyecto se fue expandiendo, colonizandolo todo: el huerto fue escapando paulatinamente de su pequeño entorno original, hasta ocupar todo el espacio disponible. 

La expansión del huerto

Y en cada estación del año, el huerto nos regalaba la belleza de sus plantas y su abundancia de alimentos: legumbres, coles, lechugas, brocolis, tomates, cebollas, ajos, calabazas, calabacines, pepinos, patatas, maíz... Regalos de la vida. 

La abundancia

Del huerto al Olivar Viu de Pratdip

Así, poco a poco, año a año, fue creciendo la idea de conseguir un terreno donde poder desarrollar un proyecto agrario a mayor escala que un huerto familiar. Un proyecto donde poder implementar un enfoque permacultural: con una casita, con agua, cerca del mar. Un sueño. Y cuando uno sueña, si sabe estar despierto, a menudo se encuentra con sus propios sueños: un anuncio de una finca en venta en el municipio de Pratdip. Una especie de hipnosis. Un mail, una llamada, una visita. 

Y, con la visita, el flechazo, sin vuelta atrás. El entorno, la finca, la casa de piedra, el molino, el bosque salvaje, las playas cercanas. Un lugar propio en el mundo. Esa cosa que uno oye que le sucede a otros, pero que nunca piensa que le puede ocurrir a uno mismo. Y así comenzó la aventura que, con trabajo, ilusión y tiempo, se ha convertido en el proyecto Olivar Viu Pratdip. 

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