Entre los preparativos para la cosecha, estamos haciendo, de forma artesanal, un paraguas recolector de aceitunas, para que nos facilite la labor. Estamos muy contentos con el prototipo que hemos hecho, porque no conocemos otro igual. Es un primer acercamiento y esperamos que sea útil. Aunque con toda seguridad le tendremos que hacer mejoras a futuro, es un primer paso. 

¿Cómo se rehabilita una finca abandonada durante una década? ¿Cómo se recupera un olivo desatendido durante años?

Tras varios años de duro trabajo, reparando la vivienda, rehabilitando la finca, recuperando olivos. Y padeciendo la peor sequía de este siglo XXI. Por fin, en este año 2024, podemos anunciar que el Olivar Viu Pratdip tiene su primera cosecha relevante. 

Los espacios comunes son esenciales para todo proyecto humano, sea una familia, una finca o una organización. Este año hemos habilitado el espacio exterior para la convivencia. Es una estructura ligera y desmontable, cuyos principales materiales son madera, hierro y piedras. No tiene anclajes al suelo, sino que se sostiene de las inclemencias del viento gracias a unos gaviones con piedras que hemos construido al efecto.

"Todo necio confunde valor y precio"

Estamos viviendo un cambio de época: el fin de un modelo y el comienzo de otro. El modelo agrario que se ha desarrollado durante los últimos 75 años está llevando a una degradación acelerada de las tierras de cultivo en todo el mundo. Las practicas agrarias industriales, como el laboreo intensivo con maquinaria pesada y la utilización masiva de productos químicos está degradando nuestro mayor capital colectivo como especie producido durante millones de años: los suelos productivos. Estamos aniquilando la biodiversidad de nuestros campos. La erosión anual media de las tierras de cultivo en nuestro país se estima en 10 Tm/Hectárea. La desertificación es un riesgo que afecta a casi el 75% del territorio. La fertilidad de los suelos, es decir, su capacidad para producir alimentos, se está poniendo en riesgo.  Estamos en riesgo. Necesitamos cambiar de modelo. Es urgente. 

La gestión económica de una pequeña explotación agraria es un asunto más serio y complejo de lo que se pudiera pensar desde el exterior. Acostumbrados a concebir la agricultura como una simple multiplicación de los panes y los peces, no somos conscientes de la complejidad técnica y económica que requiere hacer parir alimentos a la tierra y no morir en el intento. La actividad agrícola requiere altos niveles de inversión y trabajo, y está sometida a una serie de incertidumbres intrínsecas sobre sus resultados.

El campo está en decadencia. No hay más que pasar por una carretera comarcal cualquiera para observar, parcela, tras parcela, terrenos de cultivo abandonados que poco a poco se vuelven silvestres y son absorbidos por la naturaleza. No habría nada de malo en eso, si no fuera porque es sólo un síntoma de algo mucho más grave: estamos dejando el más importante de nuestros recursos, la alimentación, en muy pocas manos, grandes corporaciones y fondos de inversión. 

El campo no tiene puertas, ni ventanas, ni techos, ni paredes. El ser humano en el campo está desprotegido, sometido a las inclemencias de la naturaleza. Resulta esencial disponer de un lugar donde refugiarse, descansar y poder guardar las aperos. La Finca de Coll de la Llena tiene una vivienda de piedra antigua con un pequeño anexo. El antiguo propietario decía que no conocía la antigüedad exacta de la casa, pero que era muy antigua, ya que estaba construida en los tiempos del abuelo de su abuelo. Se sabe que estuvo habitada hasta los tiempos de la Guerra Civil. 

Todos los inicios son duros. Y comenzar el proyecto de gestión de la finca fue un auténtico reto. En 2021, la finca se encontraba en un estado de completo abandono. Hacía más de 10 años, que no se hacían labores agrarias, no se desbrozaba, araba, ni podaba los olivos.  Al abandonar una finca ocurren dos cosas:

La Finca de Coll de la Llena se encuentra situada en el valle que se encuentra en el camino que va de Pratdip a Colldejou, en una abertura natural rodeada de montañas, bañada de luz y abierto a la brisa del Mediterráneo, en el corazón del espacio natural progetido de la Serra de Llabería. El nombre de la finca, que da nombre a todo el valle, parece hacer referencia también a la leyenda de los dips: la montaña de las hienas. La finca, se encuentra en medio del valle, rodeado de las majestuosas montañas de la Sierra, que enmarcan el horizonte al Sur, al Norte y al Oeste. Al Este se intuye la proximidad del Mediterráneo. La finca tiene un total de 4,77 hectáreas, disponiendo de una antigua edificación de piedra que se usaba como vivienda y horno de pan, así como de un tradicional molino de viento en desuso para extracción de agua.

El pueblo de Pratdip es la puerta de acceso a la Serra de Llaberia. Es un pueblo pintoresco, situado en un valle a la entrada de la Sierra, a tan sólo 15 minutos del mar, rodeado de huertos de naranjos, montañas y bosques. Se caracteriza por su clima templado y especialmente benigno tanto en invierno, como en verano: de forma habitual hay una diferencia de 3 a 5 grados de temperatura, tanto en relación a la costa, como a los pueblos del Priorat, más al interior.