Rehabilitar para habitar

Publicado el 25 de marzo de 2024, 18:36

El campo no tiene puertas, ni ventanas, ni techos, ni paredes. El ser humano en el campo está desprotegido, sometido a las inclemencias de la naturaleza. Resulta esencial disponer de un lugar donde refugiarse, descansar y poder guardar las aperos. La Finca de Coll de la Llena tiene una vivienda de piedra antigua con un pequeño anexo. El antiguo propietario decía que no conocía la antigüedad exacta de la casa, pero que era muy antigua, ya que estaba construida en los tiempos del abuelo de su abuelo. Se sabe que estuvo habitada hasta los tiempos de la Guerra Civil. 

 

La construcción principal está hecha a base de piedra y mortero de barro, con vigas de madera. La vivienda se encontraba en estado de abandono, pero entera. El siguiente paso, tras despejar el acceso era rehabilitar mínimamente la vivienda para volver a hacerla habitable. Al contrario del dicho, la rehabilitación de una vivienda sí que comienza por el tejado. Lo primero es devolverle su función de cierre estanco ante la lluvia. Afortunadamente, las vigas y el forjado se encontraban en buen estado. Lo único que hubo que hacer fue reponer y recolocar tejas, y reconstruír la chimenea, con su tejadillo. 

Una vez bien cerrada la vivienda por arriba, se pudo proceder a rehabilitar y sanear los espacios interiores, que estaban totalmente deteriorados. La edificación original está construida íntegramente con materiales naturales (piedra, mortero de tierra, madera) y se decidió rehabilitarla usando principalmente mortero y pintura de cal. Fueron necesarios varios meses de trabajo para conseguir volver a hacer habitable la edificación. 

El antes y el después

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